Es tiempo de los jóvenes

 
Durante el mes de enero y febrero la Mariápolis Lia se vio enriquecida por la presencia de adolescentes y jóvenes provenientes de toda Argentina quienes en distintas fechas realizaron sus actividades de verano.

Más que nunca la Ciudadela de los jóvenes

Durante el mes de enero y febrero la Mariápolis Lia se vio enriquecida por la presencia de adolescentes y jóvenes provenientes de toda Argentina quienes en distintas fechas realizaron sus actividades de verano. Eligieron este lugar para pasar algunos días compartiendo la vida de los habitantes de la Ciudadela y también para profundizar diversas temáticas afines con sus inquietudes.

 

La última cita fue la “Convivencia de Carnaval” que convocó a más de 100 jóvenes de Salta, Añatuya, Trelew, Córdoba, General La Madrid, Bahía Blanca, Rosario, Buenos Aires. Entre los participantes estaba quien había conocido la Mariapolis en una visita realizada con el colegio, otro gracias a un amigo que lo invitó y no faltó quien ya desde hace tiempo conoce el Movimiento de los Focolares, del cual forma parte la Mariápolis. De los modos más diversos todos sintieron que no podían perderse este encuentro.

Muchos fueron los momentos para compartir vivencias, conocer la Mariápolis, sus habitantes y la espiritualidad de la unidad, hacer nuevos amigos. Las rondas de jóvenes, con el infaltable mate, resaltaban en el parque de la Ciudadela y las risas se escuchaban por todos lados, como así también las canciones que improvisaban con la guitarra en mano.

¿Se puede tener un amor que dure para siempre? ¿Tiene sentido renunciar a formar una familia propia para donar la vida a Dios? ¿Cómo descubrir cuál es la propia vocación? En un panel, en el que se presentaron las distintas vocaciones, se intentó responder a estas inquietudes. Un matrimonio compartía cuál fue el secreto para permanecer juntos durante 50 años, el sacerdote subrayaba el llamado a servir a los demás, los focolarinos- nueva vocación en la Iglesia- resaltaban la alegría que se experimenta cuando se dona la vida a Dios -viviendo en comunidad- para contribuir, junto a los hombres de buena voluntad, a hacer de la humanidad una única familia. Los jóvenes enfatizaban que sus elecciones muchas veces van contra la corriente, pero que esto les permite ser ellos mismos. Fue un momento donde las edades no importaron, y tanto jóvenes como adultos compartieron sus vidas sin velos. “Me gustó mucho que los adultos nos hayan contado cosas tan profundas, nunca había vivido algo así” comentó entusiasmada Andrea.

El momento de adoración, realizado durante la noche en la Capilla, fue un momento muy profundo. “No quería irme de allí. Necesitaba encontrarme con Jesús” afirmó una joven participante. La vida de Chiara Luce Badano, joven beata perteneciente al Movimiento de los Focolares, impactó fuertemente en los jóvenes. “Descubrí que la santidad no es una cosa lejana. Puedo hacerme santo si amo en las pequeñas cosas como hizo Chiara Luce”, afirmó un joven santafecino.

Y el momento de partir también llegó. Algunas lágrimas, muchos abrazos y la promesa de llevar a sus lugares de origen esta experiencia inolvidable. Pero, ¿cómo conservar en la mente y el corazón lo vivido durante estos días? ¿Cómo hacer para no perder la fuerza para seguir amando? Volviendo a empezar cada vez que nos detengamos, se respondieron los participantes. La Mariápolis ya no es la misma, los rostros de los jóvenes quedaron en la memoria de los habitantes. Nuevos amigos se sumaron para contribuir a hacer del mundo un lugar donde los hombres seamos un poquito más felices.